viernes, 9 de marzo de 2012

II Domingo de Cuaresma


Jesús nos invita al Tabor, a una experiencia gozosa de Dios,
a subir con él a la montaña, a contemplar la manifestación del Padre.
Subir a la montaña, símbolo de lo inmenso y majestuoso, supone elevación, retiro, anhelo de limpieza y belleza, silencio gratificante, oración,  paz, esfuerzo,
 tensión y superación en el ascenso, lucha contra la comodidad, mirada en el cima...
Siempre más.

 

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